Enero y febrero para mi han sido malísimos los últimos años, y malos por cosas que realmente importan en la vida, como es la propia vida, y su desvanecimiento de seres queridos, familiares, compañeros de vida (mascotas), rupturas sentimentales... todos momentos que han azotado mi corazón y mis emociones como un auténtico tsunami, pero esa parte de la vida, que tanto nos duele, nos debilita y nos atiza y golpea tan bruscamente, esa parte de la vida para lo que nunca estamos preparados, para la que por mucho que seas consciente de que van a pasar cosas, nunca estas preparado. Esa parte de la vida es la que muchas veces nos hace sentir y apreciar las cosas, los momentos y lamentarnos de haber dejado que la rutina nos quitase tiempo del bueno, del que importa.
Este año en febrero, se fue mi última abuela, y que ironías, porque yo fui su primera, la primera que le dijo esa palabra. Ironías si, pero al final, todo lleno de recuerdos que me hacen ser quien soy hoy. Porque todo forma parte del aprendizaje, de crecer, de ¿madurar? Sinceramente, no se que es eso de madurar, y la verdad, me importa un bledo. Solo con ser responsable de mi misma todos los días ya es suficiente para pensar si he madurado o no. Y si así fuese pues bien, pero por otro lado, no se, no quiero renunciar a perder esa parte de adolescente que me reniego a dejar libre.
Una artista: Carla Morrison ha sido mi gran consuelo, mi descubrimiento, mi bálsamo, y aunque todas sus canciones son románticas, su voz, su dulzura, sus melodías, he caído encandilada, y creo que no he parado de dejar de escucharla todas las horas. Quizás si estas pasando por un momento amoroso delicado puede que te entren ganas de cortarte las venas, pero aún así, merece la pena darles una alegría a tus tímpanos de vez en cuando.
Un restaurante: Hace poco fui a comer con unos amigos a los que tendría que hacerles más caso, pero la rutina es tan jodida que no es tan fácil cuadrar fechas. Pero por fin ajustamos fechas y calendarios y nos fuimos a comer a un restaurante en Peel, llamado Filbey's que me chiflo. El día estaba bastante nublado con frío, viento y lluvia a ratos, pero no por eso evitamos darnos un pequeño banquete. Las croquetas de queso de cabra estaban de morirse pero lo del cheesecake ya era de otra galaxia. Absolutamente recomendable. Además las vistas al Castillo de Peel no podían ser mejores.
Un capricho: Y me metí de lleno en el mes del amor con esta preciosa carcasa de Kate Spade llena de corazoncitos en rosa rojo y granate, y algún burgundy por ahí perdido también tiene. Superfemenina y romántica a más no poder. Porque aunque pasen cosas malas, el amor siempre prevalece, sea cual sea su forma.
Y así fue más o menos mi febrero. ¿Qué tal el vuestro? ¿Algún capricho?
Feliz Viernes ❤
Post Data
Si, si, primavera
pero el plumas no lo guardo
Lo siento mucho. Un besazo. A mi ya no me quedan abuelas, las hecho mucho de menos. Eso si vivieron muy bien, pasaron los 90 y autónomas hasta el final.
ResponderEliminarNunca se está preparados para perder a una persona querida, que te ha llenado la vida de amor con su sonrisa, su voz, su mirada. Por mucho que sabes que ese momento va a llegar no se puede estar preparados a perderlos y aceptar que no van a volver. Todo el mundo te dice que ya no sufre, que va a estar bien, que ya es un ángel, que no te reproches nada porque has hecho todo lo posible. Todo eso es verdad pero al final lo que queda es que ya no está y no va a volver. Yo también me niego a perder el alma de adolescente, prefiero seguir mirando y sentir las cosas como lo hacen los adolescentes. El mundo adulto es muy duro y cada vez me gusta menos. Yo me estoy acercando a mi medio siglo, soy responsable y madura pero sigo siendo niña en muchas cosas y seguiré siendo así. Te mando un abrazo muy fuerte Marta. Gracias por recordarnos lo bonita que es la lírica de Carla Morrison, con tanto OT perdemos de vista voces como la suya que hacen vibrar nuestro alma de niñas. O de adolescentes, lo que prefieras. Un beso.
ResponderEliminarSiento mucho lo de tu abuela, pero míralo por el lado bueno: has podido disfrutar de ella hasta hace poquito (yo con 24 años ya no tenía ninguna).
ResponderEliminarA pesar de eso, parece que el mes de febrero no ha estado mal del todo. El dulce siempre ayuda, para qué nos vamos a engañar. Lo único malo que tiene es que hace que encojan los vaqueros.
Deberías pasarte más a menudo por aquí a compartir esas fotos que haces, porque te juro que me relajan una barbaridad. No sé si es por las perspectivas, por los escenarios, por cómo las editas... pero dan ganas de perderse en ellas para siempre ♥